A lo largo de los últimos 80 años el porcentaje de personas que sufren enfermedades en nuestra sociedad ha experimentado un aumento constante y esto no puede achacarse al aumento de la edad media de la población.
Debemos tener muy claro que tampoco existe apenas una persona 100% sana, ya que una enfermedad clínicamente imperceptible, asintomática o con sólo pequeños síntomas, rara vez es percibida como enfermedad por el propio paciente.
Este problema de salud imperceptible podría desembocar en una enfermedad claramente manifiesta inducida por una modificación del metabolismo corporal igualmente imperceptible.
En la boca, entre otras cosas, los metales podrían afectar al metabolismo del organismo.
Pero también existen factores puramente físicos, como por ejemplo una hiperactividad muscular derivada del rechinar de dientes y la presión maxilar inconsciente o durante el sueño que indirectamente podrían apartar al paciente del “camino” sano. (Véase bruxismo)
¡Imagínese que en su boca no hubiera ningún metal!